Vengan, vengan todos y contemplen el futuro de los viajes espaciales: ¡la energía del vapor!
No, en serio; medio siglo después de la primera misión espacial tripulada del mundo, parece que los viajes interplanetarios han entrado finalmente en la era del vapor. Científicos de la Universidad de Florida Central (UCF) se han unido con Honeybee Robotics, una empresa privada de tecnología espacial y minera con sede en California, para desarrollar una pequeña nave espacial a vapor capaz de succionar su combustible directamente de los asteroides, planetas y lunas que está explorando.
Convirtiendo continuamente el agua extraterrestre en vapor, este módulo de aterrizaje del tamaño de un microondas podría, teóricamente, alimentarse a sí mismo en un número indefinido de misiones de salto de planetas a través de la galaxia – siempre y cuando aterrice en algún lugar con H20 para su toma.
«Podríamos usar esta tecnología para saltar a la luna, Ceres, Europa, Titán, Plutón, los polos de Mercurio, los asteroides, en cualquier lugar donde haya agua y una gravedad suficientemente baja», dijo Phil Metzger, científico espacial de la UCF y una de las principales mentes detrás de la nave estelar Steampunk, en una declaración. Metzger añadió que una nave espacial autosuficiente podría explorar el cosmos «para siempre».
Metzger y sus colegas llaman al módulo de aterrizaje WINE (abreviatura de «World Is Not Enough»), y un prototipo de la nave recientemente completó su primera misión de prueba en una superficie simulada de asteroides en California. Usando un aparato de perforación compacto, el módulo de aterrizaje extrajo exitosamente el falso cometa en busca de agua, convirtió ese H20 en propulsor de cohetes y se lanzó al aire usando un conjunto de propulsores impulsados por vapor.
Mientras que la frase «nave espacial a vapor» podría inicialmente evocar imágenes de un balde de pernos oxidado, cargado de engranajes y cargado de niebla, la tecnología detrás de WINE es mucho más compleja de lo que parece. Para que el prototipo funcionara correctamente, Metzger pasó tres años desarrollando nuevos modelos y ecuaciones computarizadas de propulsión de vapor para ayudar a WINE a optimizar sus operaciones en respuesta a las diferentes demandas gravitacionales de su entorno. Si un robot similar a WINE alguna vez llega al espacio, los paneles solares incorporados podrían proporcionarle la energía inicial necesaria para iniciar sus operaciones de perforación fuera del mundo.
La prueba exitosa es una gran ventaja en el proverbial sombrero de copa steampunk de WINE, pero hay un largo camino por recorrer antes de que el módulo de aterrizaje pueda ser probado en un ambiente espacial real. La NASA ve el valor de la nave estelar potencialmente autosuficiente y ayudó a financiar las primeras etapas del proyecto; ahora, los desarrolladores están buscando nuevos socios para ayudar a sacar a WINE del laboratorio y llevarlo a otro mundo.
Fuente: livescience.com
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