Seres Extraños Cerca de Jerez de la Frontera (Provincia de Cádiz), España – Junio 1960

Seres Extraños Cerca de Jerez de la Frontera (Provincia de Cádiz), España – Junio 1960

La información procede de Antonio Ribera, que fue interrogado por el testigo durante una conferencia sobre OVNIs que dio en Jerez de la Frontera. Dada la distancia de los hechos desde su casa, Ribera transmitió los datos a Vicente-Juan Ballester y a la Centra de Estudios Interplanetarios, que publica Stendek – trans. A través de esta última persona, el autor tuvo conocimiento del hecho y se puso en contacto con el testigo para llevar a cabo la investigación.

El incidente ocurrió en mayo de 1960 (el testigo no recuerda la fecha exacta), hacia la 1:00 p.m. El encuentro se produjo en un cruce de caminos entre Arcos de la Frontera y El Bosque (ambos pueblos en la provincia de Cádiz), no lejos de Jerez, donde vive el testigo. A cinco kilómetros del sitio se encuentra el Embalse de Bornos, y desde allí se desvía el camino a Villa Martín.

El testigo iba en motocicleta, regresando del Prado del Rey (también en la provincia de Cádiz), un pueblo no muy lejos del lugar del incidente.

No hubo oportunidad suficiente para conocer bien al testigo, pero hay que decir que es un hombre maduro, un maestro, con una excelente predisposición a colaborar con el escritor, al que proporcionó todo tipo de detalles.

Don Miguel Timermans Ceballos iba en moto desde el Prado del Rey hasta Jerez, en la fecha y hora indicadas, cuando se dio cuenta de que se trataba de un extraño ser humano a unos 150 metros de distancia, en una corta y empinada cuesta arriba de la carretera que tenía por delante. Describe el ser de la siguiente manera:

«Estaba completamente rojo, de pies a cabeza, y de repente apareció en el borde de la carretera, bastante alto, algo así como dos metros (6′-7″) o más, teniendo problemas para caminar, y su caminar era como una muñeca mecánica, es decir, como un robot, con los brazos rígidos».

Timermans detuvo su motocicleta, tremendamente sorprendido, y se preparó para observar mejor. El humanoide caminaba por el borde del camino, y antes de dar seis pasos, apareció otro individuo de características similares, y lo siguió. Como su predecesor, apareció de repente. El segundo humanoide no era tan alto, ya que medía alrededor de un metro veinte centímetros (3′-11″), y aunque también iba vestido de rojo, tenía una diferencia con respecto a su predecesor: tenía una bota negra. El testigo no recuerda si la «bota» estaba en el pie izquierdo o en el derecho, pero certifica que la vio así.

Los dos humanoides cruzaron la carretera en ángulo. Debido a que en ese momento (pero ya no más) esta ruta era de tierra blanca, nuestro conductor percibió con toda claridad el rojo de sus «vestidos», así como los contornos anillados de los seres, con la forma clásica del «hombre Michelin», que había sido reportado en casos de Tipo I en diferentes partes del mundo.

Timermans decidió acercarse, mientras discutía con él mismo sobre el peligro que implicaba su decisión, por lo que volvió a poner en marcha su vehículo. Al llegar a la curva de la carretera para dirigirse hacia la ladera donde se encontraban los humanoides, habían desaparecido de la misma manera misteriosa en que habían aparecido. El testigo había tardado unos instantes en llegar, pero las apariciones ya no estaban a la vista.

El tiempo de la observación desde la primera mirada -que describimos- es de unos treinta segundos.

El testigo nos dijo que, si hubiera habido alguien más con él, se habría propuesto salir de su ciclo para ir a buscar a los dos seres de la vecindad, pero como estaba solo, no lo hizo.

Este es el relato de lo ocurrido, un incidente que se parece mucho a otros, en diferentes lugares del mundo (Francia, Estados Unidos, Isla de la Reunión…), y en nuestro propio país, España (aparentemente cerca de Valencia). Es un evento que por sus características merece un alto grado de confianza.

APRO, julio de 1980

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