Las vacaciones, los viajes, el turismo en general parten de diversas motivaciones: el descanso, el contacto con la naturaleza, el hallazgo de otras culturas y paisajes, el culto, los deportes extremos, la gastronomía. A partir de los años 60, cuando el fenómeno OVNI empezó a difundirse masivamente, con sus legiones de adherentes y de escépticos, el casual avistaje de uno de esos objetos voladores no identificados es un atrayente para muchos, constantemente dispuestos a elevar sus ojos al cielo en búsqueda de OVNIS o luces de colores e intensidades inverosímiles que se mueven a gran velocidad. Hoy, esa afición, esa búsqueda, se convirtió en actividad turística.
En Argentina, epicentro de este turismo especial en el área de Punilla, provincia de Córdoba, más específicamente en Uritorco. Es lo que se llama el Triángulo de Fuerza, un área entre la Capilla del Monte (donde se encuentra Uritorco), la laguna de Mar Chiquita y Merlo, en la provincia de San Luis, encierran un campo magnético de importantes dimensiones y poder. La cuestión de avistamientos en la zona comenzó en los años 60, se trataba de dos décadas después de que comenzó a ser una atracción en sí mismo, además de la belleza natural del lugar, cuando el periodista inefable José de Zer fue al lugar con el fin de encontrarse con naves y extraterrestres para luego mostrarlo en la televisión. Eso no tuvo éxito.
La historia surgió tras la aparición de una enorme mancha en el cerro Pajarillo, cerca del Uritorco, que quienes adscriben a la teoría de la presencia extraterrestre adjudicaron a la huella que dejó el aterrizaje de una nave en el sitio. Desde ese momento, año 1986, parece ser no hay ninguna (otra) aclaración, y por ese secreto original todo el sector es hoy un destino turístico en ese sentido. De esta forma, un número impreciso de visitantes (terrestres) no menor a los 100.000 sube todos los años al Uritorco en busca de advertencias de otros confines y de otras espiritualidades por el estilo.
La Laguna del Pescado y el Cerro de la Matanza, en los alrededores de la ciudad de Victoria, provincia de Entre Ríos, es otra localidad excelente para los entusiastas del “turismo extraterrestre”. En aquel lugar, se dice, fueron y son numerosos los avistamientos en el cielo de objetos no identificados, los primeros de ellos del año 1912, según las historias recogidas por un religioso del sector en un libro de edición local. No por nada funciona en esta ciudad el Museo del Ovni, en el que se atesoran y exhiben indicios de presencia extraterrestre acumuladas durante casi medio siglo. Entre otros, la cobertura periodística de la caída de un objeto luminoso en una zona rural, al parecer perteneciente a Domingo Mercante, gobernador bonaerense durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón. El meteorito (así se denomina a todo objeto que al caer a la Tierra no se desintegra completamente en la atmósfera, y su origen etimológico es la palabra griega meteoros, que significa “fenómeno en el cielo”) quemó los pastos en aquel lugar donde cayó y terminó semienterrado en la tierra del exfuncionario.
Aún más interesante es lo que ocurrió en Cachi, al oeste de la provincia de Salta, donde se construyó el primer y exclusivo “ovnipuerto” del país. La historia comenzó en el año 2008, con la llegada de Werner Jaisli, un ciudadano suizo de ideas y aspecto extravagantes. El hombre se recluyó primero en el monte y después empezó, solo, a crear una colosal estrella de 36 puntas y 48 metros de diámetro con piedras agarradas en la región. Más allá de ser un hombre guardado y de escasas expresiones, narró que por medio de contactos telepáticos con extraterrestres había recibido la orden de crear una pista de aterrizaje para naves provenientes del espacio exterior.
Próximamente el sitio comenzó a ser visitado por turistas de la región, primero, y después de otros sitios del país y del exterior, llamados por esa creación de piedras marrones y blancas que puede observarse desde el cielo y bajo la cual está una casa, además construida por Jaisli, y por la oportunidad de que tamaño emprendimiento implique con seguridad el avistaje de ovnis. En el año 2014 el extravagante hombre suizo desapareció y jamás se volvió a saber de él, lo que le añade aún más misterio al lugar. Por su lado, el exactor e investigador del tema Fabio Zerpa cree que además Mendoza es una provincia de avistamientos recurrentes, desde testimonios orales sobre fenómenos vistos en Malargüe, Uspallata, San Rafael, Palmira, Tupungato y Potrerillos, sitios en los que siempre los elementos están destinados hacia la cordillera. En el mismo sentido se pronuncia la Fundación Argentina de Ovnilogía (FAO). Y hasta hay quienes dicen haber visto seres extraterrestres de muy baja estatura en la región de Puente del Inca, uno de los puntos turísticos más visitados de la provincia.
Fuente: Revista Cabal