Parece improbable que un científico y un teólogo se hayan reunido para hablar sobre los ángeles. Las dos disciplinas, al fin de la Era Moderna, parecen igualmente reluctantes en relación con este asunto.
De cualquier manera, a pesar de que los ángeles han sido ignorados por el establishment científico y teológico, investigaciones recientes han mostrado que muchas personas todavía creen en su existencia. En Estados Unidos, por ejemplo, más de dos tercios de la población creen en los ángeles, y un tercio afirma haber sentido una presencia angelical en su vida.
Una mitad cree en la existencia de demonios.1 Los ángeles persisten. Estamos entrando en una nueva fase, tanto de la ciencia como de la teología, y,
sorprendentemente, la cuestión de los ángeles se ha convertido en importante nuevamente.
La nueva cosmología y la antigua angelología realzan cuestiones interesantes acerca de la existencia y del papel de la conciencia en niveles sobrehumanos. Cuando comenzamos a discutir el asunto, nosotros dos quedamos fascinados por las semejanzas entre lo que decía Tomás de Aquino sobre los ángeles, en la Edad Media, y lo que Albert Einstein dijo en relación con los fotones en el siglo XX. De ahí el titulo de este libro: La física de los ángeles. El renovado interés en los ángeles es bastante oportuno. Actualmente, gran parte de ese interés se debe a experiencias de ayuda y asistencia en momentos [FdA-12] de necesidad. Es
de naturaleza intensamente personal, e individualista en el espíritu. La idea occidental tradicional en relación con los ángeles, sin embargo, es mucho más profunda y rica de lo que podría sugerir esta literatura moderna, y mucho más preocupada por la comunidad, con nuestro desarrollo común y nuestras relaciones con las personas, con Dios y con el universo. Esos valores combinan con una comprensión más holística u orgánica de la naturaleza y de la
sociedad.
Además, a partir del momento en que vivimos en una aldea global cada vez más restricta, es importante reconocer las experiencias que surgen en todas las culturas y religiones del mundo. Todas ellas, inclusive la nuestra, reconocen la existencia de espíritus en niveles sobrehumanos. Nosotros los llamamos ángeles, pero esas entidades reciben otros nombres, dependiendo de la tradición. Éste es uno de los temas más esenciales en la experiencia humana espiritual y religiosa. Es difícil imaginar un crecimiento profundo del ecumenismo entre culturas y religiones sin reconocer a los ángeles entre nosotros, y los ángeles en
nuestras propias tradiciones.
Hay también otras experiencias a ser enfrentadas por todos los seres humanos en su conjunto, como la crisis ecológica, para la cual necesitamos de toda la sabiduría que tengamos. Los ángeles son capaces de ayudarnos en ese trabajo y pueden mostrarse como aliados indispensables, verdaderos ángeles de la guarda, instruyéndonos para salvaguardar la herencia de un planeta que fue saludable, pero que hoy corre peligro.